domingo, 11 de mayo de 2014

Ha vuelto el canfranero...

Estamos en campaña electoral. Para las europeas, sí, pero campaña. Esto suponiendo que seáis de los que creen que Europa no sirve para nada, como parecen hacerlo los PPSOE, que han convertido el Europarlamento en una tumba de elefantes más que amortizados. Si aún sois de esos, craso error compañeros. Hace ya años que lo que nos sucede en nuestros pueblos y lugares no se decide en Madrid sino en Bruselas.

En Zaragoza nunca se ha decidido nada, inconveniente sin duda de votar mayoritariamente a franquicias que tienen que pedir permiso, que no opinión, a los amos de Madrid.

Pero decía que son elecciones porque, aun cuando no os hubieseis enterado, hay ciertos soniquetes que les son propios y que se repiten en cada ocasión, como flores anunciando una primavera que no llega nunca. Me refiero claro está, y entre otros, a dos grandes temas que lo son únicamente en campaña electoral y que, una vez pasadas estas, desaparecen sin dejar rastro: la reapertura del Ferrocarril Internacional de Canfranc y el Trasvase del Ebro.

En el segundo mejor no perdemos más el tiempo. Es tan evidente su agitación como fantasma sempiterno para intentar captar un voto irreflexivo y vacío, que no merece la pena. Sin embargo, el primero es un caso a analizar, sobre todo después de las últimas informaciones, que se hacen eco del despilfarro astronómico que el ADIF y Fomento han llevado a cabo en diferentes obras ferroviarias de difícil explicación.

Porque resulta que con la mitad de lo despilfarrado, podríamos tener abierta una línea férrea doble y electrificada que uniese el centro de la península con el corazón de Europa. Y resulta que está línea cuenta con diferentes estudios que demuestran su rentabilidad, palabra mágica para dejarnos sin infraestructuras necesarias en un país como el nuestro donde la dispersión de la población sirven de excusa para la inacción y el recorte, pero que en este caso no parece tener ninguna importancia.

PPSOE y PAR sacan reiteradamente el tema en todas y cada una de las elecciones que se celebran, olvidando que son ellos quienes gobiernan una y otra vez, algún día aprenderemos, y que por lo tanto, son ellos los responsables de que esta infraestructura no sea una realidad.

No obstante, la culpa es nuestra, y solo nuestra. Porque picamos y les votamos una y otra vez. Porque seguimos creyendo que defender nuestra tierra es responder como los toros de lidia, al trapo que nos agitan cada cuatro años quienes demuestran día a día su desinterés por este país y por sus gentes. Porque permitimos que nos engañen cada vez, en la esperanza de que esta será la definitiva.

Y mientras, descubrimos  a un PSOE “más socialista y más aragonesista”, palabras de su “nuevo” líder, y nos llevamos las manos a la cabeza con el milloncico de Iglesias o la “sorpresa” de Morlán; o descubrimos con espanto que ahora sí, ahora Rajoy, gracias a Rudi, va a “mejorar la financiación de Aragón” tras años de ignorarnos y sometido a la enorme presión de quién salió corriendo sin mirar atrás cuando le ofrecieron el enorme privilegio de ser Presidenta de Congreso, en lugar de alcaldesa de una ciudad de segunda en una autonomía de tercera que ya veremos cuanto les dura; o contemplamos en silencio los chanchullitos del PAR, con sus grandes estrategas a la cabeza, que llevan 30 años sometiendo a esta tierra a una desvergüenza que tardaremos décadas en hacer desaparecer, y que consideran este viejo país, su particular patio de juegos, influyendo más en nuestro día a día de lo que somos capaces de adivinar.

Cuando hagamos todo esto, decía, en la barra del bar, charlando con el vecino y repitiendo una y otra vez que “todos son iguales” y que “hace falta que la gente se movilice”, haremos bien en recordar que, mientras sigamos votando al PPSOEPAR, las viejas vías del canfranero seguirán vacías, deteriorándose y clamando al cielo por un pueblo que, nobleza obliga, sigue una y otra vez dejando que cuatro listos le tomen el pelo.


Y mientras a IU estas cosas, ni le van ni le vienen. Que las fronteras son malas, pero solo de palabra, no sea cosa que algunos se nos enfaden y perdamos más votos allende de los que podemos ganar por estos lares. Cosas de las matemáticas…