lunes, 27 de febrero de 2012

In Memoriam

En los últimos tiempos asistimos atónitos a un espectáculo dantesco. El anterior ejecutivo del PSOE, puso en marcha una Ley de la Memoria Histórica, tan necesaria como insuficiente, para luego, como es habitual, olvidarse de dotarla de fondos y mecanismos, supongo que porque ya había cumplido su función propagandística de consumo interno.

Ahora, el nuevo gobierno del PP, paraliza su aplicación, a la que ha sido extremadamente reticente allí donde ha gobernado, dificultando aún más si cabe, el trabajo de las asociaciones que llevan más de 35 años desenterrando cadáveres de las cunetas y entregándolos a sus familiares.

Entre medias, asistimos también al procesamiento del juez Garzón, único juez español con vergüenza suficiente para llevar a juicio al anterior régimen dictatorial, y que ha sido sentado en el banquillo por los herederos de la ultraderecha que lleno esas cunetas de muertos sin identificar.

Y digo todo esto porque este tema, el de la Memoria Histórica, nos parece algo lejano, que se dilucida en Madrid y en los centros de poder, y que de vez en cuando, salpica los telediarios entre magacines del corazón y la enésima edición del concurso de turno.

Nada más lejos de la realidad. El próximo fin de semana del 17 y 18 de marzo, la “Agrupación de familiares de los fusilados en Murillo de Gállego el 24/10/1936”, con la colaboración de diversos organismos e instituciones, celebrará en Ayerbe una serie de actos destinados a honrar la memoria de 18 vecinos republicanos de la Galliguera, fusilados al inicio de la Guerra Civil y que han permanecido en su fosa común los últimos 70 años, justo al lado de una carretera que cada uno de nosotros habremos recorrido mil veces.

Al hilo de estos actos, que solo pretenden ser un homenaje a estas personas, a sus familias y a quienes han hecho posible su vuelta a casa, me surgen un par de preguntas que hace ya mucho tiempo que me formulo: ¿puede una sociedad que se autodenomina democrática, mantener 35000 muertos enterrados en cunetas y fosas comunes sin que le importe ni muestre el menor deseo de solucionar semejante disparate?, ¿puede el Estado Español seguir hablando de la transición española como un “modelo a seguir” en el transito entre una dictadura y una democracia, cuando en sus carreteras y campos yacen olvidados quienes únicamente cometieron el delito de defender la legalidad vigente y opinar de forma diferente a quienes ganaron la guerra, mientras los muertos del bando ganador, que los hubo y muchos, descansan en cementerios y disfrutan de honor y reconocimiento, aun cuando se alzaron en armas contra un régimen democrático y legítimo?, ¿es posible una sociedad justa y armónica en la que los herederos de quienes sometieron al país a una dictadura durante más de 40 años continúan ocupando los centros de poder, mientras los otros, los vencidos, siguen buscando a sus familiares sin apoyo ni ayuda del Estado?

En mi opinión la respuesta es NO, y el hecho de que hoy por hoy haya que explicarla a mucha gente, demuestra muy claramente la falta de calidad humana de nuestra sociedad y la inmadurez de nuestra democracia, incapaz de enfrentarse a sus demonios y vencerlos de una vez por todas. Mirar a otro lado, cambiar de canal o utilizar la tan manida frase de “mejor no remover el pasado“, no hace sino reforzar y alentar a todos aquellos que luchan por recuperar esa memoria perdida y a quienes les apoyamos en su lucha.

En memoria de esos 18 vecinos nuestros, que han vuelto a casa despues de un viaje demasiado largo...